Puesta de límites

Todos los niños necesitan que los adultos responsables les marquen determinados límites dentro de los cuales pueden moverse con seguridad. Necesitan aprender cómo funciona el mundo y la vida en sociedad, conocer sus leyes y sus códigos de modo que su inserción en el mundo sea más armónica.

La manera en la cual estos límites son puestos influirá de forma muy importante en el desarrollo de ese niño. Su autoconcepto, su nivel de autoestima, su nivel de agresividad, su autocontrol y muchas otras áreas de su personalidad dependerán directamente del estilo de disciplina a que esté sometido.

La puesta de límites es un vehículo por el cual los padres le trasmitimos conceptos y habilidades fundamentales a nuestros hijos.

Un padre/madre cálido, firme, que tiene un estilo adecuado de disciplina enseña sin necesidad de discursos, conceptos tan fundamentales para la vida como que no siempre puede hacerse lo que se tienen ganas, que todos tenemos derechos y que estos deben ser respetados, que debe aprender a tomar decisiones, elegir alternativas y hacerse cargo de las consecuencias, que equivocarse no está prohibido, etc.

El padre o la madre que pone bien los límites sabe que no es perfecto y tampoco exige la perfección en sus hijos. Es alguien que aprendió a aceptar que existen los claros y los oscuros, que no quiere la obediencia servil y eme es un buen modelo para sus hijos porque respeta a todos los seres humanos, incluido su hijo.

La nuestra es una sociedad donde la puesta de límites aún debe mejorarse mucho. Hay un enorme porcentaje de hogares en los cuales la violencia es aceptada, en diversos grados. Nuestra sociedad, en su conjunto, acepta el castigo físico de los niños como una opción válida de educación. "Una buen zapatillazo", "de vez en cuando una paliza bien dada", son sólo algunas de las frases que uno escucha en cualquier lugar, proveniente de madres o padres o abuelos de cualquier clase social.

También es cierto que todos nos preocupamos por el incremento de la agresividad y la violencia en los más jóvenes.

Una de las maneras de lograr prevenir la agresividad, los déficits en el autocontrol y la conducta responsable, es a través del estilo de disciplina que utilicemos. Ningún padre o madre nace sabiendo cómo serlo. Vamos aprendiendo en la marcha, haciendo camino al andar, repitiendo modelos que no siempre son los mejores.

Lo que siguen son sólo guías para la reflexión y creación personal y familiar.

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