HABLEMOS CLARO

Es muy importante que a los niños les quede claro qué es lo que se espera de ellos. Para lograrlo primero es necesario que nosotros lo tengamos claro, y luego que sepamos expresarlo adecuadamente.

Frases del tipo "Pórtate bien", no significan nada: probablemente portarse bien para los adultos sea bien diferente de lo que puede ser para un niño. Sustituyamos esas exhortaciones vagas por otras claras y comprensibles: "no le pegues a tu hermano", "no subas con zapatos a la cama", "lleva tu plato a la cocina cuando termines".

Otra manera de pedir equivocada es la de hacer preguntas en lugar de decir lo que queremos. Por ejemplo, todos alguna vez habremos dicho: ¿en qué idioma tengo que decirte que no pises la toalla?, o ¿cuántas veces te tengo que decir que ordenes tu cuarto? Lo que queremos no es que nos respondan esas preguntas, pero si las hacemos nos exponemos a que lo hagan, sin haber conseguido lo que realmente queríamos.

Logremos un estilo de comunicación franco, claro, conciso y razonable.

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