los padres

Es fundamental que los padres puedan apoyar realmente el proceso de enseñanza-aprendizaje, y con esto decimos mucho más que proveerlos de cuadernos y lápices, o de ayudarlos en los deberes. Deben ser capaces en primer lugar de separarse del niño, respetarle la autonomía y poder delegar su cuidado y formación por algunas horas en la escuela. Esto no resulta muy fácil para algunos padres, que viven el crecimiento de su hijo como una pérdida que les causa mucho dolor. Si no están atentos a estas emociones, pueden interferir, a veces sin darse cuenta, con todas aquellas conductas de su hijo que involucren un paso hacia la autonomía y el crecimiento, incluido el aprendizaje escolar.

Es necesario también que puedan estimular adecuadamente el deseo de aprender. Aveces vemos padres que no estimulan nada, y otros que estimulan demasiado. Tanto la sub como la sobre-estimulación pueden ahogar el entusiasmo infantil por aprender.

A veces no resulta fácil saber qué ni cuánto exigir de un niño. Frecuentemente se confunden medios con logros y se termina exigiendo sólo un buen resultado (un éxito, una buena nota). Resultaría mucho más formativo desde el punto de vista emocional, no olvidarse de estimular el medio, el proceso por el cual se llega al resultado, poniendo especial énfasis en el esfuerzo realizado.

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