EL LÍMITE NO VIOLENTO

Tenemos que ser realistas. Difícilmente no nos encontremos en la situación de tener que lograr que un niño disminuya o abandone determinada conducta. ¿Qué hacer entonces? Siempre que podamos tratemos de estimular una conducta que sea incompatible con la que queremos eliminar. Por ejemplo: un niño de 3 años acaba de tener un herrnanito y está acusando recibo de todo el tiempo que el herrnanito le está "robando". Así, cuando su mamá se ocupa del bebé, él hace todo tipo de desastre intentando recuperar la atención perdida. Una buena estrategia para solucionar esta situación es ponerlo en un rol activo y colaborador con la tarea que le signifique atención por conductas adaptadas. No sólo es pedirle que alcance el aceite o el toallón, también vamos a charlarle mientras hacemos cosas, lo estimularemos a interactuar él también con el bebé, y a descubrir lo bueno que puede ser tener un hermano. Y al terminar, es bueno que encuentre una consecuencia directa placentera:"me ayudaste tan bien que terminé más rápido y nos quedó tiempo para leer un cuento". De esta manera no hubo castigo, la relación mejoró y el inconveniente quedó superado.

Otras veces es posible lograr que una conducta disminuya por el sólo hecho de no prestarle atención. Si somos conscientes que nuestro hijo está gritando desde su cuarto sólo para lograr que nosotros intervengamos en un conflicto con sus hermanos, lo más adecuado será hacer caso omiso a los gritos. En un tiempo determinado (que dependerá de cuantas veces antes hicimos caso a sus gritos) aprenderá que los gritos no son eficaces para solicitar nuestra atención .

Hay otro método útil y eficaz de enseñarles á los niños a corregir algunas conductas. Se llama "método de las consecuencias lógicas". Se refiere a que sean las consecuencias lógicas de su conducta lo que le demuestre al niño que deberá cambiar la próxima vez. Si no cumplió con los deberes que la maestra pidió, es más útil que la vida le demuestre que eso le trae malas consecuencias (nota baja, utilización del recreo para hacer el deber) que obligarlo nosotros a hacerlos, con la ansiedad y enojo mutuo que ello implica. Sufriendo las consecuencias lógicas se logra desarrollar el autocontrol y la responsabilidad por las propios actos.

Existen otras situaciones y otros métodos que exceden el objetivo de este sitio, pero que probablemente sean tema del próximo. Recomendamos a los padres lecturas, grupos de orientación, "escuelas para padres" o consultas especializadas para obtener las respuestas a sus preguntas. Vale la pena buscar alternativas para lograr que nuestros hijos sean personas responsables, con sentido de la dignidad personal, respetuosas de los derechos propios y ajenos, integrados felizmente en una familia armónica para el mejoramiento de la sociedad en que les ha tocado vivir.

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