EL ETIQUETADO

- Es una tendencia muy frecuente el etiquetar a los niños por su comportamiento: si se le cae el vaso es un torpe, si dejó la ropa tirada es un desprolijo, si no supo atender el teléfono es un inútil. Es bueno recordar que, lo que el niño hace, no es lo que el niño es.

El concepto que el niño se va formando de sí mismo, desde etapas muy precoces, depende en gran medida de la imagen propia que ve reflejada en las personas significativas de su entorno. Lo que pensamos que es, lo que le decimos que es, influirá de manera importante en lo que finalmente sea. Si lo "etiquetamos", le estamos diciendo que eso es y será así, que no se puede cambiar. La etiqueta trae implícito el concepto de inmutabilidad.

Sería bueno, entonces, tratar de modificar esta tendencia al etiquetado que trae consecuencias concretas tan nefastas en el autoconcepto y que obstaculiza tan claramente la posibilidad de cambio. Aprender por ejemplo a pedir que ordenen el cuarto sin etiquetar de "desordenados", a crear el hábito del baño sin etiquetar de "sucios", etc.

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