¿Cómo son los niños con DA/H?

Estos niños tiene algunas características típicas que les trae bastante problemas a ellos, sus padres y sus maestros. Son niños generalmente inteligentes, pero que rinden poco porque no pueden ajustarse a los requerimientos de la enseñanza tradicional: se paran, van y vienen, no se concentran, se apuran para hacer las cosas por lo que el resultado es peor de lo esperado, entre otros problemas característicos.

Una de las dificultades centrales es su dificultad para mantener la atención y sobretodo para persistir en tareas que requieran esfuerzo o que son repetidas y poco interesantes para ellos. Algunos de estos chicos no se pueden concentrar en nada, ni en jugar y saltan de una actividad a la otra. Otros manifiestan la dificultad solamente cuando tienen que hacer trabajos que les interesan poco, o que son muy largos o que los aburre o les requiere un esfuerzo especial. Pueden empezar algo novedoso con entusiasmo pero no persisten y es muy frecuente que sus cuadernos tengan muchas tareas sin terminar.

Otra de sus características es la dificultad para controlar los impulsos y para postergar la gratificación. Típicamente son "atropellados": actúan antes de pensar. Como consecuencia, no logran esperar turno en los juegos ni en las conversaciones, no pueden dejar para después algo que quieren ahora, ni pueden aguantarse de hacer algo que quieren como pararse, pegar o comerse algo sólo porque la situación así lo demanda. Consecuentemente invaden y distorsionan el juego de sus pares hasta que terminan siendo rechazados. Para sus padres es muy difícil ir con ellos a un restorán, a una iglesia o de visita o a un teatro.

Algo que no siempre está presente, pero que cuando está es muy notoria es la hiperactividad. Despliegan una actividad excesiva, irrelevante para la tarea. Estos niños típicamente se están moviendo todo el tiempo, son inquietos, están siempre "con el motor prendido" y hablan mucho. Despliegan excesivos movimientos que no son necesarios para la tarea, como bailoteo de pies y piernas, toqueteo de objetos, tamborileo sobre la mesa, se hamacan y cambian varias veces de posición mientras hacen algo.

Es bastante típico de estos niños que se paren muchas veces durante la clase o durante otras actividades en las cuales deberían permanecer sentados.

Hay una característica que es muy importante para conocer e interpretar adecuadamente a estos niños: su comportamiento no es igual en todas las situaciones. Por ejemplo, es típico que los padres digan:"no presta atención en la escuela, ni puede quedarse quieto en una clase, pero cuando juega con los video-juegos o cuando mira TV, bien que se concentra". Esto tiene una explicación clara: estos niños corrigen su dificultad en situaciones muy novedosas o con estímulos muy fuertes y en situaciones "uno a uno " como son la de estar frente a una pantalla. Las situaciones más problemáticas son las grupales, las repetitivas, las muy conocidas y las poco interesantes porque los estímulos son muy débiles para lograr mantener la atención en un niño con déficit atencional.

Asociado a estas características está la dificultad para seguir reglas. Los niños con DA/H tienen dificultades para seguir instrucciones paso a paso, particularmente cuando no tienen supervisión. Esto no es debido a que no entiendan el lenguaje ni es porque sean rebeldes. Sencillamente parece que las instrucciones verbales no pueden regular fácilmente su conducta.

Todo esto trae como consecuencia que generalmente no tengan buenas estrategias de trabajo y que les cueste mucho organizarse para hacer algo.

Estos niños típicamente tienen amplias variaciones en la calidad y en la velocidad con la cual hacen las tareas asignadas. Esto hace que tengan un rendimiento escolar muy variable, y que los padres y maestros se confundan ya que hay días en que lo saben todo y días en que no saben nada.

Un grupo considerable de estos niños tiene, además, alguna dificultad específica en el aprendizaje -dislexia, por ejemplo-, o dificultades psicomotrices o del lenguaje.

A estas características típicas del síndrome, tenemos que agregar otras que surgen como consecuencia de su experiencia en la vida. Son las consecuencias emocionales negativas (tristeza, baja autoestima) que resultan de la comprensible reacción del entorno hacia ellos. Recordemos que son niños que rinden muy por debajo de sus posibilidades en la escuela, que suelen ser una distorsión en el grupo, que no son muy aceptados por los pares, que son atropellados y a veces torpes por lo cual no son infrecuentes los accidentes, que pierden sus útiles, que son desorganizados y desprolijos y que, a veces, les cuesta especialmente escribir y leer. No es difícil suponer entonces que estos niños suelen ser muy señalados por los adultos vayan donde vayan, son rezongados, nombrados, puestos en penitencia y rápidamente adquieren fama de terribles. Toda esta realidad, sumada a las repetidas experiencias de fracaso hace que el entorno sufra mucho, pero sin duda quien más sufre es el niño.

El inicio de la sintomatología suele ser precoz. Muchos de estos niños tienen los síntomas desde que son muy chiquitos. Algunos papas cuentan que desde bebés era notorio que este hijo dormía menos y era más activo que los demás. En otros casos los síntomas empiezan a hacerse evidentes a partir del año o en la etapa pre-escolar, pero siempre antes de los 7 años. El curso del trastorno es relativamente crónico. La mayor parte de los niños con DA/H van a manifestar síntomas hasta la adolescencia, a pesar de que los síntomas más característicos van mejorando con la edad. No pasa lo mismo, sin embargo, con las consecuencias emocionales negativas que tienden a empeorar con el tiempo, si no se interviene adecuadamente.

Cada caso de DA/H es diferente ya que todos los individuos somos diferentes y los síntomas típicos se combinan con los rasgos temperamentales propios, con estilos diferentes de acción y con rasgos culturales y familiares distintos en cada caso.

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